viernes, 5 de noviembre de 2021

[1898] EL PADRE SERGIO

 


EL PADRE SERGIO (1898)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

I

En San Petersburgo, durante el reinado de Nicolás I, ocurrió un evento asombroso. Un militar exitoso que se suponía que se casaría con una hermosa joven , la dama de honor de la emperatriz, dejó el servicio y se convirtió en monje. El nombre del hombre era Stepan Kasatsky.

II

Stepan creció como un niño inteligente . Después de la muerte de su padre fue enviado a estudiar a la academia militar, donde alcanzó logros a pesar de su mal carácter. Tuvo un problema con el ama de llaves, pero el director del cuerpo descubrió quién era el culpable y expulsó a la mujer.

 III

El propio emperador Nicolás distinguió a Stepan como un buen oficial. Kasatsky siempre buscó alcanzar la perfección en cualquier trabajo que emprendía y cuando notaba una falta de conocimientos o habilidades, inmediatamente trataba de corregir la falla.

IV

Kasatsky buscó entrar en la alta sociedad y conoció a una chica de la corte para casarse con ella porque se sentía sinceramente enamorado.

V

Antes de la boda Stepan supo que su futura esposa era la amante del emperador . Aturdido por esa traición decidió repudiarla y se marchó a un monasterio.

VI

Stepan se dedicó plenamente al servicio en el monasterio. Como antes en sus estudios y ahora en la oración, buscó la perfección. Cuando cualquier pensamiento lo confundía, Stepan oraba diligentemente y obedecía a su confesor en todo.

VII

Siete años más tarde se convirtió en el padre Sergio. Fue enviado a servir en otro monasterio. Le era difícil luchar contra sus pasiones. El padre Sergio solicitó ocupar el lugar del monje fallecido, un recluso. Se le permitió vivir aparte.

 

VIII

Vivió seis años en reclusión.  La viuda de Makovkin quiso seducir al padre Sergio. Ella en medio de la noche, con el pretexto de que se había perdido, se acercó a él por la noche. El padre Sergio , para evitar la tentación, se cortó un l dedo. Al ver la fe del monje, la viuda misma cambió y comenzó a servir a Dios en el convento.

Se corrió la voz de que el padre Sergio era un hombre santo La gente comenzó a visitarlo en busca de cura para sus enfermedades. a ir al Padre Sergio en busca de cura par sus enfermedades .  Él se sentía orgulloso de su fama y el monasterio ganaba dinero con sus milagros.

IX

Un   comerciante trajo a su hija enferma. Le pidió al monje que la sanara y la dejó pasar la noche en la celda del padre Sergio. La doncella disoluta sedujo al monje. El padre Sergio abandonó su celda y fue a vagar y orar por el perdón de los pecados.

En un sueño, vio que necesitaba encontrar a una vieja amiga Pashenka y aprender de ella cómo vivir rectamente.

Al ver la vida de esta mujer, que aceptó mansamente todas las dificultades de la vida, el Padre Sergio se calmó y se fue a Siberia. Allí enseñó a los hijos de un hombre rico, cuidó a los enfermos y oró.

PÁRRAFOS

1

Alrededor del año 1840, en Petersburgo, tuvo lugar un suceso que sorprendió a cuantos de él tuvieron noticias: un oficial de coraceros del regimiento imperial, guapo joven de aristocrática familia en quien todo el mundo veía al futuro ayudante de campo del emperador Nicolás I y a quien  todos auguraban una brillantísima carrera, un mes antes de su enlace matrimonial con una hermosa dama tenida en mucha estima por la emperatriz, solicitó ser relevado de sus funciones, rompió su compromiso de matrimonio, cedió sus propiedades, no muy extensas, a una hermana suya, y se retiró a un monasterio, decidido a hacerse monje.

2

Dudas y lucha espiritual:

Dos eran los motivos de su lucha: la duda y las tentaciones de la carne. Los dos enemigos

atacaban siempre al unísono. A él le parecía que eran dos, pero en realidad se trataba de uno solo. Tan pronto quedaba deshecha la duda, caía, asimismo aniquilada la lujuria. Pero él creía que eran dos diablos distintos y luchaba separadamente con ellos.

 

¡Dios mío, Dios mío! —pensaba—, ¿por qué me niegas la fe? Sí, contra la lujuria lucharon San Antonio y otros, pero creían. Tenían fe, y yo a veces paso minutos, horas y días sin fe. ¿Para qué ha de existir el mundo, con todos sus encantos, si es pecaminoso y hay que renunciar a él? ¿Por qué has creado tú la tentación? ¿La tentación? ¿Pero no será también una tentación el que quiera yo apartarme de las alegrías de la vida y aspire a alcanzar algo donde quizá no haya nada?

3

Curaciones milagrosas:

Empezaron a acudir a su retiro gentes de remotas comarcas, comenzaron a llevarle enfermos pidiéndole que los curara. La primera curación se produjo en el octavo año de su vida retirada. Se trataba de un muchacho de catorce años. Su madre lo llevó ante el padre Sergio, a quien rogó pusiera sus manos sobre el niño. Al padre Sergio ni en sueños se le había ocurrido pensar que podía curar a los enfermos. Habría considerado semejante idea gran pecado de orgullo. Pero la madre de aquel niño le rogaba insistentemente, se arrastraba a sus pies preguntándole por qué no querían ayudar a su hijo habiendo curado a otros, le suplicaba fervorosamente por amor de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando el padre Sergio decía que sólo Dios puede curar, la madre le replicaba que únicamente le pedía una cosa: que pusiera la mano sobre su hijo y rezara. El padre Sergio se negó y se retiró a su celda. Pero a la mañana siguiente (estaban en otoño y las noches eran ya frías), al ir a buscar agua, vio otra vez a aquella madre y a su hijo, el muchacho de catorce años, pálido, desmedrado, y oyó la misma súplica. El padre Sergio recordó la parábola del juez mentiroso, y aunque hasta entonces había estado plenamente convencido de que no debía acceder a lo que le rogaban, comenzó a tener sus dudas, por lo cual se puso a orar y rezó hasta que en su alma hubo nacido una resolución. Y fue ésta que él debía dar cumplimiento al deseo de la madre, pues era posible que la fe que tenía salvara

a su hijo. En cuanto a sí mismo, se dijo que en este caso él no sería más que un mero e insignificante instrumento elegido por Dios. Se acercó entonces a la madre, puso la mano sobre la cabeza del muchacho y empezó a rezar.

Madre e hijo se fueron; un mes más tarde éste se había curado. La fama de la santa fuerza curativa del venerable Sergio, como entonces empezaron a llamarle, corrió como reguero de pólvora por aquellos contornos, y no hubo semana, a partir de este acontecimiento, que no acudiesen enfermos a visitarle, a pie o a caballo. Como había accedido al ruego de unos, no podía negarse a otros.

4

Tentaciones:

Desde entonces, de mes en mes, de semana en semana, de día en día, notó el padre Sergio que se destruía su vida interior y que el lugar de ésta lo iba ocupando la vida exterior. Era como si le hubieran dado la vuelta sacando afuera lo de adentro. El padre Sergio vio que se había transformado en un medio para atraer visitantes y personas que hacían donativos al monasterio. Por ello, las autoridades monacales le rodeaban de las condiciones adecuadas a fin de que pudiera ser lo más útil posible. No le dejaban hacer ningún trabajo físico. Le surtían de cuanto pudiera necesitar y únicamente le exigían que no negara la bendición a quienes acudían a solicitársela. Para que ello le resultara más cómodo, fijaron días de visita. Dispusieron convenientemente un lugar de recepción para los hombres y otro aislado por una barandilla a fin de que no lo derribaran las entusiastas peregrinas que se le acercaban en alud. Desde allí podía bendecir a los reunidos. Le decían que la gente lo necesitaba, que no podía negarse a que lo vieran quienes deseaban verlo si quería ser fiel a la ley del amor divino, y que apartarse de esas gentes sería una crueldad. Cuando oía tales razones las aprobaba, pero a medida que se rendía a esa vida se daba cuenta de que los valores externos iban desplazando a los internos, que se secaba en él el hontanar del agua viva.

5

Prosa poética:

Era una maravillosa noche de mayo. Los abedules, los álamos blancos, los olmos, los cerezos silvestres y las encinas acaban de revestirse de verdor. Los cerezos silvestres que crecían detrás del olmo estaban floridos, aún no había comenzado a caerles la flor. Los ruiseñores lanzaban al aire sus trinos, uno muy cerquita y otros dos o tres abajo, en los arbustos de las orillas del río. Más allá, a lo lejos, subían al cielo los cánticos de la gente que regresaba del trabajo al término de la jornada. El sol se había escondido detrás del bosque y esparcía sus rayos a través del follaje. Toda esa parte se hallaba envuelta en una luz verdosa. La otra, vista desde el olmo, era oscura. Los escarabajos volaban, chocaban entre sí y caían al suelo

6

Instinto sexual:

Cuando bendijo a la muchacha, que se detuvo ante él al entrar en la celda, se horrorizó

de sí mismo por el modo como le había mirado el cuerpo. La joven pasó y él sintió la mordedura de la carne. Al verle la cara comprendió que la muchacha era sensual y boba. Se levantó y entró en la celda.

7

Confesión:

No soy ningún santo, no soy ni siquiera un hombre sencillo como todos. Soy un pecador, un pecador sucio, asqueroso, descarriado, orgulloso; no sé si soy el peor de todos, pero si soy peor que los hombres más ruines.

8

Neurastenia:

Masha se enamoró de Vania, mi yerno. Es buena persona, pero un desgraciado. Está enfermo.

—Mamita —exclamó su hija, interrumpiéndola—. Tome a Misha. No puedo hacerme pedazos.

Praskovia Mijáilovna se levantó y, calzada con sus gastados zapatos, salió con paso ligero para volver en seguida llevando en brazos a un pequeñuelo de dos años que se echaba hacia atrás agarrándole la pañoleta con ambas manos.

—¿Qué enfermedad tiene?

—Neurastenia, una enfermedad terrible. Consultamos. Nos dijeron que debíamos ir a otro lugar, pero hacía falta dinero. No pierdo la esperanza de que le pase.

9

El sentido de la vida:

La calle estaba oscura, y aún no había andado más de dos casas, cuando Páshenka lo perdió de vista y sólo pudo comprobar que Kasatsky proseguía su camino al oír que el perro del arcipreste lo saludaba con sus ladridos.

«Ahora veo claro el significado de mi sueño. Páshenka es precisamente lo que yo tenía que ser y no fui. Yo vivía para los hombres con el pretexto de vivir para Dios. Ella vive para Dios imaginándose que vive para los hombres.

Una buena palabra, un vaso de agua dado sin pensar en la recompensa, tiene más valor que todo cuanto he hecho yo para favorecer a la gente. Sin embargo, ¿no había un deseo sincero de servir a Dios?», se preguntaba, y la respuesta fue la siguiente:

«Sí, pero todo eso era impuro, se hallaba invadido por la enmarañada maleza de la fama mundana. No, no existe Dios para quien vive como vivía yo, pensando en alcanzar la gloria entre los hombres. Ahora lo buscaré

10

Feliz e indocumentado:

 

Así vivió Kasatsky ocho meses. Al noveno, lo detuvieron en una ciudad de provincias, en un albergue donde pasaba la noche con otros peregrinos. Como no tenía documentos, lo llevaron a la comisaría. Cuando le preguntaron en el interrogatorio que había hecho de los documentos y quién era, respondió que documentos no tenía y que él era un esclavo del Señor. Lo consideraron vagabundo, lo juzgaron y lo desterraron a Siberia. En Siberia se estableció en los terrenos yermos de un rico propietario y ahora vive allí. Trabaja el huerto de un señor, enseña a sus hijos y visita a los enfermos.

11

Película soviética. (1978):

Drama dirigido por Igor Talankin basado en la famosa novela del mismo nombre de León Tolstói. La película nos sumerge en el turbulento mundo de las pasiones, que abrumó a un hombre sobresaliente y fuerte: el príncipe Stepan Kasatsky.

La fe en Dios debe salvar el alma, pero las pasiones y las tentaciones mundanas no abandonan a Kasatsky, y solo tendrá que luchar sin cesar con la tentación constante ...

 

 

 

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