martes, 12 de octubre de 2021

[CUENTO 9] TRES MUERTOS

 


TRES MUERTES (1859)

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

I

Cuando visitamos un cementerio constatamos que las clases sociales se mantienen aún bajo la tierra: unas tumbas resaltan por sus lujosas lozas y materiales finos de construcción costosos. Otras son apenas un montículo de tierra con una cruz de madera que el tiempo y la intemperie dejará sin el nombre del fallecido.

II

Una mujer tuberculosa quiere viajar a Italia para tratar su enfermedad. Un cochero con igual mal le regala sus finas botas a un joven y sólo pide a cambio una lápida o piedra sobre su tumba . Pero el joven sólo hará una cruz de un árbol que se supone debe morir primero para convertirse en madera. La muerte está en la naturaleza y en nosotros.

Condujeron hasta algún pueblo, donde decidieron detenerse en la estación, para descansar. Junto al carruaje, un cochecito se detuvo y el médico y el esposo de la paciente salieron de él. Todos comprendían el problema de salud de la mujer, y eso  enfureció aún más a la paciente. El médico susurró a su esposo que su esposa ni siquiera podría llegar a Moscú, y mucho menos a Italia. Pero la paciente tenía una obsesión: en Italia podrá sobrevivir.

 

III

Tolstói escribió: “Mi idea es la muerte de tres seres: la mujer, el hombre y el árbol. La mujer, desagradable y patética, mintió siempre hasta su muerte . El cristianismo como ella lo entiende no resuelve su problema sobre la vida y la muerte. ¿Por qué morir cuando quieres vivir? Ella cree en las promesas del futuro del cristianismo con su imaginación e inteligencia. Tiene un solo consuelo: el de su religión. El campesino muere en paz, precisamente porque no es cristiano. Su religión es diferente, aunque realizaba ritos cristianos según la costumbre; su religión es la naturaleza con la que vivió. Él mismo cortó árboles, sembró centeno y lo cortó, mató carneros, y le nacieron carneros, y nacieron niños, y murieron ancianos, y él conoce firmemente esta ley, de la que nunca se apartó, como la dama.  El árbol muere con calma, honestidad y belleza. Hermoso - porque no miente, no se corrompe, no tiene miedo, no se arrepiente ".

IV

Con este cuento he recordado los versos del poeta José Barreto:

 

Con vacilante paso me detuve

ante la misteriosa verja que separa

el humano sentir de la materia

de la cruel realidad que nos depara.

 

Yace allí la opulencia y la pobreza:

es morada del mal y la virtud;

es el punto final con que tropieza

el humano saber, toda inquietud.

 

Es la inviolable ley que determina

la búsqueda infructuosa del intruso,

el dogma natural donde declina

la soberbia impotente del iluso.

 

 

 

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