RESURRECCIÓN
(1899)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
I
Resurrección,
como su nombre lo indica, es una novela profundamente religiosa en la que se
abordan el pecado , el arrepentimiento y el perdón. Se puede caer, pero la vida
da la oportunidad de levantarse y reivindicarse. La condición humana contempla
el error como una posibilidad muy cierta, pero también el momento preciso para
la corrección de un desliz. La víctima y el victimario pueden superarse a
través de la compasión mutua.
II
Resurrección es una obra realista, en el
sentido de que refleja en toda su magnitud los problemas más álgidos de la
sociedad. También es un manifiesto o testamento de las ideas de Tolstoi, no
solamente con respecto a los temas éticos y morales, sino también relacionadas
con la política, la propiedad privada y la tierra.
III
Lenin
en su artículo “Tolstoi como espejo de la revolución rusa” (1908)habló de las
contradicciones de Tolstoi (Bien reflejadas en Resurrección) : Por un lado, un
gran escritor de talla mundial; por otro
un terrateniente en la vida real que aboga por la expropiación de las tierras y
el utópico reparto de las mismas a los campesinos en la ficción literaria. Por
un lado, critica los males de la sociedad ; y cree, por otro lado, que los mismos pueden resolverse a través del
cultivo del espíritu como ciertas practica de ascetismo , tales como no comer
albóndigas de carne sino de arroz.
[Tolstói como espejo de la revolución rusa. Lenin]
Lenin
remata: “Por un lado, la crítica despiadada de la explotación capitalista, la
exposición de la violencia gubernamental, la comedia de la corte y la
administración pública, la revelación de la profundidad de las contradicciones
entre el crecimiento de la riqueza y las conquistas de la civilización y el
crecimiento de la pobreza, la locura y el tormento de las masas trabajadoras;
por otro lado, la predicación insensata de la "no resistencia al mal"
por la violencia”. Lenin también le criticó la solución que propugnaba Tolstói
a través de la religión, porque consideraba que la misma era una aliada del
poder gubernamental y de los explotadores. (1) Pero es necesario recalcar que
Tolstoi hace duras críticas a la Iglesia (en casi todas sus obras y
particularmente en Resurrección), de la cual incluso fue excomulgado.
IV
Nejliudov
siente que es culpable de la vida sin rumbo de Katia porque la sedujo y la
abandonó. Cuando Katia es enviada injustamente a la cárcel (por el supuesto
envenenamiento de un comerciante), Nejliudov cree que es su deber socorrerla.
V
Fragmentos
y frases, con acento en algunos aspectos sociales, ideas revolucionarias
socialistas incipientes de la época, médico-forenses, poéticos y filosóficos:
1
Poesía
y mística:
Sin
mística no hay poesía. Sin poesía el misticismo es superstición; y la poesía
sin misticismo es prosa.
2
Cosa
extraña: desde el momento en que Nejliúdov comprendió que era un miserable y
sintió repulsión de sí mismo, dejó de despreciar a los demás.
3
El
significado de un diario personal:
Un
diario es una charla consigo mismo, con ese yo verdadero y divino que tiene
cada hombre.
4
Egoísmo
e hipocresía:
Todos
vivían para sí mismos, para su placer, y las palabras acerca de Dios y del bien
eran un engaño. Si alguna vez surgían preguntas acerca de para qué todo estaba
establecido en el mundo de un modo tan difícil, por qué los hombres se hacían
daño unos a otros y por qué todos sufrían, era preciso no pensar en ello.
5
Medicina
forense (Una exhumación) :
Del
examen exterior del cadáver, resulta que:
1)
La estatura de Ferapont Smelkov era de 2 arshines y 12 vershkí.
—¡Caramba!
Era un hombre fortachón —susurró con precaución el comerciante al oído de
Nejliúdov.
2)
La edad, por su aspecto exterior, se calcula en unos cuarenta años.
3)
El cadáver estaba hinchado.
4)
El color de los tegumentos aparecía verdoso, en algunas partes con machas
oscuras.
5)
El cuerpo estaba cubierto de ampollas de diferentes tamaños, algunas
reventadas, con la piel colgando en grandes tiras.
6)
El cabello, rubio oscuro y espeso, al menor contacto con el cuero cabelludo se
desprendía.
7)
Los ojos estaban fuera de las órbitas, y las córneas empañadas.
8)
De la nariz, de los oídos y de la cavidad bucal manaba un líquido espumoso y
sanguinolento. La boca estaba medio abierta.
9)
El cuello casi no existía, debido a la hinchazón de la cara y del pecho, etc.,
etc. Continuaba de esta manera, en cuatro hojas y veintisiete párrafos, una
detallada descripción del examen exterior del enorme cadáver en descomposición,
horroroso, gordo e hinchado, del comerciante que había ido a la ciudad para
divertirse.
Según
el reconocimiento interior, resulta que:
1)
Las membranas del cráneo estaban exageradamente desprendidas de los huesos,
pero no
había
señales de hemorragia.
2)
Los huesos del cráneo, de mediano grosor, aparecían intactos.
3)
En la corteza cerebral aparecen dos pequeñas manchas pigmentadas,
aproximadamente de cuatro pulgadas, la corteza presenta un color blanco mate,
etc. seguían otros trece párrafos.
A
continuación, venían los nombres de los testigos, las firmas y la conclusión
del forense. De ésta resultaba que lo descubierto en la autopsia y anotado en
el protocolo, las alteraciones en el estómago, en parte de los intestinos y
riñones, permitían deducir con el máximo de probabilidades que la muerte de
Smelkov era consecuencia del envenenamiento, que había llegado a su estómago
mezclado con vino.
Se
hizo también el análisis de las siguientes vísceras:
1)
Del pulmón derecho y del corazón (conservado en un frasco de cristal de seis
libras).
2)
Del contenido del estómago (en un frasco de cristal de seis libras).
3)
Del estómago (en un frasco de cristal de seis libras).
4)
Del hígado, del bazo y de los riñones (en un frasco de
cristal
de tres libras).
6
Sobre
el envenenamiento y la posible participación de Katia:
Cuando
se empezó a hablar de su participación en el envenenamiento, su ardiente
defensor, el comerciante, dijo que era preciso reconocerla inocente, ya que no
tenía por qué envenenarle.
El
presidente consideró que no se la podía declarar inocente, porque ella misma
había confesado que le dio los polvos.
—Se
los dio, pero creyó que era opio —dijo el comerciante.
—También
el opio podía haberle envenenado —comentó el coronel, a quien gustaba meterse
en digresiones. Y a propósito de esto empezó a contar que la mujer de su cuñado
se había intoxicado con opio, y que hubiera muerto de no encontrarse cerca el
médico y haber tomado medidas a tiempo. El coronel hablaba con tono tan seguro
de sí mismo y tan digno, que nadie tuvo valor para interrumpirle. Sólo el
dependiente, contagiado por el ejemplo, se atrevió a interrumpirle para contar
su historia.
—Algunos
se acostumbran de tal manera —empezó— que pueden tomar hasta cuarenta gotas.
Nota:
Este acostumbramiento a los venenos se lama Mitridatismo : la práctica de la
protección de uno mismo contra un veneno autoadministrándose poco a poco
cantidades de veneno no letales. La palabra deriva de Mitrídates VI, Rey de
Ponto, al temer ser envenenado se ingiere con regularidad pequeñas dosis, con
el objetivo de desarrollar la inmunidad a este veneno.
7
Conciencia
y solidaridad automática:
Generalmente
se piensa que el ladrón, el asesino, el espía y la prostituta, reconociendo
como mala su profesión, deben avergonzarse de ella. Pero ocurre lo contrario. A
los hombres, colocados por su destino, pecados y errores en determinada situación
—por inmoral que sea—, ésta les parece buena y respetable. Con objeto de
encontrar un apoyo, se rodean instintivamente de un círculo de personas en que
admiten su concepto sobre la vida y sobre la situación en que se encuentran.
Esto
nos sorprende cuando se trata de ladrones, orgullosos de su habilidad; de
prostitutas, que presumen de su corrupción, y de criminales, que alardean de su
crueldad. Pero nos sorprende porque el ambiente de estas gentes es limitado y,
sobre todo, porque nos encontramos fuera de él. Pero ¿acaso no ocurre lo mismo
entre los ricos que se enorgullecen de su riqueza, es decir, de sus robos;
entre los militares que se enorgullecen de sus victorias, o sea, de sus
crímenes; entre los poderosos que se enorgullecen de su poder, o lo que es lo
mismo, ¿de sus violencias?
No
vemos que tales personas deforman el concepto de la vida y del bien y del mal
sólo porque el círculo de tales ideas deformadas es mayor, y nosotros mismos
pertenecemos a él.
8
Descripciones
poéticas:
Gozaba
contemplando aquel maravilloso día, de nubes densas y oscuras, que a veces
ocultaban el sol; los campos primaverales, en los que por todas partes marchaban
los campesinos tras sus arados; la vegetación verde intensa, por encima de la
cual revoloteaban las alondras; los bosques cubiertos ya —salvo los tardíos
abedules— de hojas nuevas; los prados, en los que pastaban los rebaños de
ovejas y caballos, y los campos en los que se veía a los labradores.
9
Sobre
la propiedad de la tierra. Los campesinos se muestran escépticos cuando le
proponen beneficios. Les parece increíble que un terrateniente piense en los
intereses de los más desposeídos:
Nejliúdov
hablaba con bastante claridad y los campesinos eran gente comprensiva; sin
embargo, no le entendían por la misma razón que el administrador tardó en
comprenderle. Estaban firmemente convencidos de que cualquier hombre piensa tan
sólo en su provecho. En cuanto a los propietarios, sabían por experiencia,
desde hacía unas cuantas generaciones, que siempre buscaban su propio beneficio
en detrimento de los campesinos. Por eso, si el amo les llamaba para
proponerles algo nuevo era, sin duda, para engañarles de alguna forma con mayor
astucia todavía.
10
El
presagio del canto tempranero de los gallos:
Nejliúdov
salió al patio y quiso ir al jardín, pero recordó aquella noche la ventana de la
habitación de las criadas, la escalinata de la puerta de servicio, y le
resultaba desagradable andar por los lugares que habían sido mancillados por
los recuerdos de su falta. Se sentó de nuevo en la escalinata y aspiró el aire
tibio, repleto del intenso olor de las hojas nuevas de los álamos. Miró durante
largo tiempo el oscuro jardín y escuchó el rumor del molino, el canto del
ruiseñor y de otro pájaro que silbaba de forma monótona en la espesura, cerca de
la escalinata. En la habitación del administrador apagaron la luz. Por levante,
detrás de la cuadra, resplandecía la luna que se iba alzando. Unos relámpagos
fueron iluminando más y más intensamente el exuberante y floreciente jardín y
la casa ruinosa. A lo lejos se oyó el trueno, y la tercera parte del cielo se
cubrió de nubes negras. Los ruiseñores y los pájaros enmudecieron. Con el ruido
del agua en el molino se oyó el graznido de los patos y, más tarde, en el
pueblo y en el corral del administrador, empezaron a lanzar sus gritos los
gallos tempraneros, como suelen hacerlo en las calurosas noches de tormenta. Un
refrán dice que los gallos cantan temprano presagiando una noche feliz.
11
Religión
y filosofía:
En
la época en que Nejliúdov conoció a Selenin, éste era buen estudiante,
un hijo modelo, compañero fiel y, para sus años, culto, él planteó el problema
de si era justa la religión ortodoxa en que había nacido y se había educado, la
que exigían de él todos los que le rodeaban, sin cuyo reconocimiento no podía
continuar su actividad. Para esclarecer ese problema se puso a leer obras de Voltaire,
Schopenhauer, Spencer y Kant, libros filosóficos de Hegel y novelas religiosas
de Vinet y Jomiakov, y naturalmente encontró precisamente lo que necesitaba: el
necesario consuelo y justificación de aquella doctrina religiosa en la que
había sido educado y que su inteligencia rechazaba desde hacía mucho tiempo,
pero sin la cual toda su vida se llenaba de disgustos, y que tan pronto como la
reconoció empezaron inmediatamente a desaparecer. Aplicó todos aquellos
sofismas corrientes de que la inteligencia individual de un hombre no puede
reconocer la verdad, que la verdad se revela solamente a un conjunto de
individuos, que el único medio de reconocerla consiste en la revelación
guardada por la Iglesia, etc. A partir de entonces, ya pudo, tranquilamente, y
sin la conciencia de cometer un engaño, asistir a los oficios religiosos,
funerales, misas, pudo observar los preceptos de la Iglesia y santiguarse ante
los iconos, continuar sus actividades que en conciencia le parecían útiles y le
proporcionaban un consuelo en su triste vida familiar. Pensaba que creía, y,
sin embargo, más que en otra cosa creía que esa fe le resultaba absolutamente
«no es eso».
12
Socialismo
y expropiación de tierras:
No,
no lo sabe. A él le dicen: no robes, pero él ve y sabe que los fabricantes le
roban su trabajo, retienen su salario, que el Gobierno con todos sus
funcionarios, en forma de impuestos, le despoja incesantemente.—Eso es anarquía
—definió tranquilamente Ignati Nikíforovich.
—No
sé lo que es eso, pero expongo lo que ocurre —continuó Nejliúdov—; sabe que el
Gobierno le roba; sabe que nosotros, propietarios de tierras, le robamos desde
hace mucho tiempo arrebatándole la tierra, que debe ser también un bien común,
y después, cuando de esa tierra robada él recoge un haz de ramas para encender
la estufa, lo metemos en la cárcel y queremos
persuadirle
de que es un ladrón. Sí, él sabe que él no es el ladrón, sino aquel que le ha
robado la tierra, y que cualquier restitución de lo que le roban es su
obligación ante su familia.
—No
lo entiendo, y si lo entiendo no estoy de acuerdo. Si usted reparte la tierra
—empezó tranquilamente Ignati Nikíforovich, con la completa y tranquila
seguridad de que Nejliúdov era socialista y que la exigencia de la teoría
socialista consiste en repartir la tierra por igual y tal reparto es completamente
absurdo y que podía refutarlo fácilmente—, si hoy hiciera usted un reparto
equitativo de las tierras, mañana pasarán otra vez a las manos más trabajadoras
y capacitadas.
—Nadie
piensa repartir las tierras equitativamente, la tierra no debe ser propiedad de
nadie, no debe ser objeto de compra, venta ni arriendo.
—El
derecho de propiedad es innato en el hombre. Sin el derecho de propiedad no
habrá ningún interés en trabajar la tierra. Suprima usted el derecho de
propiedad y volveremos al estado salvaje —pronunció con autoridad Ignati
Nikíforovich, repitiendo aquel conocido argumento considerado irrefutable de que
el ansia de poseer tierras es síntoma evidente de que la propiedad territorial
debe existir.—Al contrario, sólo entonces la tierra no permanecerá sin cultivar,
como ahora, cuando hay propietarios. Los propietarios son como el perro del
hortelano: no saben explotarla ellos, pero no permiten que lo hagan quienes
pueden.
—Escuche,
Dimitri Ivánovich, eso es una insensatez absoluta. ¿Acaso es posible en nuestra
época suprimir la propiedad territorial?
13
Las
ideas:
Todos
los hombres viven y proceden en parte por sus propias ideas y en parte por las
de los demás. La medida en que los hombres viven por sus propias ideas o por
las ajenas constituye una de las principales diferencias entre ellos. Unos
hombres —en la mayor parte de los casos— utilizan sus ideas como un juego intelectual
y emplean su razón como la rueda de una máquina de la que han quitado la correa
transmisora, y en su conducta se someten a las de otros, como las costumbres,
tradiciones y leyes; otros, considerando sus ideas como el principal promotor
de toda su actividad, casi siempre se someten a las exigencias de su propia razón;
sólo alguna vez, después de una apreciación crítica, se guían por las de los
demás. A este tipo de hombres pertenecía Simonson. Analizaba todo, decidía por
su propia razón.
14
Fagocitosis
y matrimonio:
Con
relación al matrimonio tenía también su teoría, consistente en que la procreación
es una función del ser humano, la superior consistía en servir a los seres
vivos. Encontraba la confirmación de esta idea en la existencia de los
fagocitos en la sangre. Las personas solteras, según su criterio, eran
fagocitos que tenían la misión de acudir en ayuda de las partes débiles y
enfermas del organismo. Así vivía desde que llegó a esta conclusión, aunque
antes —en su juventud— se había entregado al libertinaje. En esta época se consideraba
a sí mismo y a María Pávlovna como unos fagocitos.
Nota:
La fagocitosis estaba de moda en Rusia . Iliá Mechnikov había publicado sus
trabajos entre 1880 y 1883.
15
Sobre
los revolucionarios:
Una
vez que los conoció de cerca, Nejliúdov se convenció de que no eran unos
malhechores terribles, como los imaginaban unos, ni tampoco héroes perfectos,
como los consideraban otros.
Eran
personas normales entre las que había —como en todas partes— buenos, malos y
regulares. Algunos se convirtieron en revolucionarios porque se consideraban
sinceramente obligados a luchar contra el mal existente, pero otros eligieron
esta actividad por motivos egoístas y ambiciosos. La mayoría se dejaba
arrastrar hacia la revolución por el deseo —conocido por Nejliúdov en la época
de guerra— del peligro, del riesgo, el placer de jugar con su propia vida, cosa
propia de la energía de la juventud. La diferencia entre los revolucionarios y
la gente corriente —a favor de los primeros— consistía en que sus exigencias
morales eran más elevadas que las de los segundos. Entre ellos se consideraba
no sólo una obligación llevar una vida austera, ser ascetas, veraces y desinteresados,
sino estar dispuestos a sacrificarlo todo, incluso la propia vida, en favor del
bien común. Por ello aquellos revolucionarios que estaban por encima del nivel
moral medio representaban a unos tipos extraordinarios y poco comunes. Los que
estaban por debajo representaban a hombres mentirosos que fingían y se
mostraban seguros de sí mismos y orgullosos. A algunos de los nuevos conocidos,
Nejliúdov, además de respetarlos, los quiso con toda su alma, mientras sentía
una absoluta indiferencia hacia otros.
16
La
revolución y el legado del pasado:
La
revolución, a su juicio, no debía modificar las costumbres básicas del pueblo
—en esto no estaba de acuerdo con Novodvorov ni con su seguidor Markel
Kondrátiev —, la revolución, según él, no debía destruir todo el viejo edificio
magnífico, sólido, grande, que él quería entrañablemente, y sólo debía
distribuir de otra forma sus locales interiores.
17
Entre
Moisés y Darwin:
En
lo religioso también era un campesino típico: nunca pensaba en cuestiones metafísicas,
en el principio de todos los principios, en la vida eterna. Dios era para él
como Arago, una hipótesis de la que hasta entonces no había sentido necesidad.
No le importaba en absoluto de qué forma había empezado el mundo, si era según
Moisés o según Darwin. Y la teoría de éste, a la que tanta importancia
atribuían sus compañeros, era una fantasía de la imaginación lo mismo que la
creación del mundo en seis días.
18
Las
asambleas como mecanismo para resolver los problemas socioeconómicos:
Su
actividad consistía en preparar la revolución, durante la cual iba a apoderarse
del poder y convocar una asamblea. En la asamblea se presentaría un programa
compuesto por él. Y estaba plenamente convencido de que este programa
resolvería todos los problemas y que no podía no llevarse a cabo.
NOTAS:
(1) Противоречия
в произведениях, взглядах, учениях, в школе Толстого — действительно кричащие.
С одной стороны, гениальный художник, давший не только несравненные картины
русской жизни, но и первоклассные произведения мировой литературы. С другой
стороны — помещик, юродствующий во Христе. С одной стороны — замечательно
сильный, непосредственный и искренний протест против общественной лжи и фальши,
— с другой стороны, «толстовец», т. е. истасканный, истеричный хлюпик,
называемый русским интеллигентом, который, публично бия себя в грудь, говорит:
«я скверный, я гадкий, но я занимаюсь нравственным самоусовершенствованием; я
не кушаю больше мяса и питаюсь теперь рисовыми котлетками». С одной стороны,
беспощадная критика капиталистической эксплуатации, разоблачение
правительственных насилий, комедии суда и государственного управления, вскрытие
всей глубины противоречий между ростом богатства и завоеваниями цивилизации и
ростом нищеты, одичалости и мучений рабочих масс; с другой стороны, — юродивая
проповедь «непротивления злу» насилием. С одной стороны, самый трезвый реализм,
срыванье всех и всяческих масок; — с другой стороны, проповедь одной из самых
гнусных вещей, какие только есть на свете, именно: религии, стремление
поставить на место попов по казенной должности попов по нравственному
убеждению, т. е. культивирование самой утонченной и потому особенно
омерзительной поповщины. (Lenin
en : Tolstói como espejo de la revolución rusa, 1908.)
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