martes, 5 de octubre de 2021

[CUENTO 4] DOS HÚSARES

 

DOS HÚSARES (1856)





Edgardo Rafael Malaspina Guerra

I

Dos húsares refleja las diferencias entre dos generaciones separadas por veinte años

¿ Nuestros hijos son mejores que nosotros? Por lo menos eso es lo que deseamos todos los padres; y no sólo los padres: yo, como médico y profesor universitario sostengo con firmeza que nuestros estudiantes, futuros profesionales, serán mejores facultativos que nosotros.  Por lo menos es un anhelo que reflejaría nuestras capacidades y virtudes docentes.

Los cambios en positivo en las generaciones venideras son signos del progreso humano.

Por supuesto que el cuento tolstoyano se refiere a las semejanzas y diferencia entre padres e hijos. No obstante, se presta para hacer las indagaciones mencionadas.

II

 El primer húsar, el padre, es desenfrenado, audaz, aventurero, pugnaz, ludópata. No le teme a la muerte y corre riesgos que comprometen su vida: murió en un duelo. Turbín padre vivió poco, pero como un águila.

 El hijo es comedido, prudente y hasta tímido. Vive más, pero como un pajarito.

III

El duelo del primer húsar fue real y mortal. El duelo del segundo húsar fue una parodia. El primer húsar es la versión genuina. El segundo es una caricatura.

IV

Los dos húsares son el propio Tolstói en sendas etapas de su vida: el joven de vida disipada y el adulto de vida virtuosa . El primer húsar es imprudente, el joven es reflexivo.

 

PÁRRAFOS

1

Han transcurrido aproximadamente veinte años. Mucha agua ha corrido desde entonces; han muerto muchas personas; muchas otras han nacido; muchas han llegado a mayores y muchas han envejecido. Pero han sido aún más numerosas las ideas que han nacido y han muerto; han desaparecido muchas cosas malas y buenas de los tiempos antiguos y han aparecido muchas nuevas y magníficas.

Hacía tiempo que el conde Turbin había muerto en un duelo con un extranjero, al que había azotado con la fusta en plena calle. Su hijo, que se parecía a él como se parecen dos gotas de agua, era ya un oficial de caballería de veintitrés años. Sus cualidades morales eran muy diferentes a las de su padre. No tenía la menor sombra de las inclinaciones turbulentas, pasionales y, a decir verdad, depravadas de la pasada generación. Sus rasgos características eran la inteligencia, la cultura, el talento y, junto con eso, el buen sentido y la previsión. Estaba haciendo una carrera brillante: a los veintitrés años era ya teniente. Al empezar las operaciones militares, creyendo que para ascender era más ventajoso pasar al ejército activo, había ingresado en un regimiento de húsares con el grado de capitán, en donde no tardaron en ponerle al mando de un escuadrón.

2

Turbín hijo justifica a su padre con el argumento de que era una época distinta. Cada uno de nosotros hace lo mismo con su progenitor en cualquier parte del mundo:

Sólo una cosa me desagrada, y es que esa señora haya conocido a mi padre; siempre tengo que avergonzarme de él; siempre hay por medio alguna aventura escandalosa o alguna deuda-, continuó Turbin con una sonrisa que dejó al descubierto sus dientes, de un blanco deslumbrador-. Por eso no soporto el trato con personas que lo conocieron. Pero, por otra parte, así era aquella época- añadió en tono serio.

3

La parodia del segundo duelo:

Polozov se acostó de espaldas a la puerta y permaneció así unos diez minutos. Sólo Dios sabe lo que ocurriría en su alma; pero, cuando se volvió, su atormentado rostro expresaba decisión.

-¡Conde Turbin! –exclamó, con voz entrecortada.

-¿Deliras o qué te pasa? –replicó Turbin tranquilamente-. ¿Qué desea, corneta Polozov?

 -Conde Turbin, ¡es usted un canalla! –vociferó Polozov, levantándose de un salto.

 

Al día siguiente, el escuadrón se puso en marcha. Los oficiales se marcharon sin despedirse de los dueños de la casa. No hablaron entre sí. Estaban dispuestos a batirse en la primera etapa. Mas el capitán de caballería Schultz, a quien Turbin había elegido como padrino, supo arreglar el asunto. No se batieron y nadie se enteró de aquella aventura. Turbin y Polozov siguieron tuteándose cuando se encontraban en los banquetes y ante las mesas de juego; pero sus relaciones nunca volvieron a ser las de antaño.

 

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