LOS
COSACOS (1863)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
I
Casi
toda la obra de Tolstói es autobiográfica. León (Lev en ruso) Tolstói es Dmitri
Olenin (Cerval, de ciervo o reno). Ambos nombres provienen del reino animal.
Tolstói buscaba el sentido de su vida y hacía comparaciones entre las
sociedades citadinas y provincianas. Su visita al Cáucaso se presta para hacer
esas reflexiones que son las mismas que hace el héroe de la novela cuando
emprende su periplo. El viaje de Tolstói
como cadete al Cáucaso (1851) se relaciona con su participación en la guerra de
los rusos contra los turcos.
II
“A
donde fueres, haz lo que vieres”, reza el refrán; y eso es precisamente lo que
hace Olenin en el Cáucaso: trata de portarse como un cosaco más: se viste como
un cosaco, bebe como un cosaco y va de cacería como un cosaco. En todo esto le
va bien, menos cuando se enamora de Marianka , novia de Luká. Su amor no es
correspondido nunca , ni siquiera cuando Luká prácticamente ya no es un
obstáculo.
III
Las
conversaciones con el viejo Eroshka entre copa y copa le sirven para orientarse
en su nueva vida. Jamás se insertará en ese nuevo ambiente, y su fracaso
amoroso con Marianka le hace emprender otros derroteros. Cada fracaso le enseña
al hombre algo que necesitaba aprender, decía Charles Dickens.
Párrafos
y frases:
1
La
partida de Olenin desde Moscú:
Las
ventanas se hallaban á oscuras y los faroles apagados. Por la ciudad dormida,
desde lo alto de las iglesias, vibraba el repique de las campanas, anunciando
el amanecer. Por las calles, todo era
soledad.
Únicamente se veía, de vez en cuando, á un cochero de alquiler que, por la
arena impregnada de nieve, conducía su trineo, parábase al otro lado de la vía
y, en espera de un parroquiano, quedábase después dormitando. Alguna vieja se
dirigía al templo, donde fulguraban, con vivo resplandor, unos cirios
desordenadamente dispuestos que herían el oro de los retablos.
2
Olenin
era un joven que no había terminado carrera alguna ni servido en ninguna parte;
sólo figuraba, por mera fórmula, en la nómina de un ministerio cualquiera.
Había derrochado la mitad de su caudal, y, á los veinticuatro años, no sabía
aun qué profesión elegir ni qué hacer.
3
Meditaciones
de Olenin:
Y
recordó todos los arrebatos de su juventud. Acudíanle á la mente los primeros
tiempos de su vida mundana; veía de nuevo á la hermana de un su amigo con el
cual pasaba todas las noches en su casa: la luz de la lámpara alumbraba los
dedos esbeltos de la joven que trabajaba en una labor, con su semblante
precioso .
4
Sueños:
De modo vago y confuso se
aparecía todo eso; pero lo que más le interesaba en el porvenir, eran promesas
de gloria y amenazas de muerte. A lo mejor, con increíble arrojo y fuerza que
era pasmo de todos, quitaba la vida á un sinnúmero" de montañeses si no
los sojuzgaba. A veces el mismo veíase trocado en montañés, defendiendo su
libertad contra los rusos.
5
Nueva
vida:
Mientras
más se alejaba Olenin del centro de Rusia, más parecía que de él huían los
recuerdos. Y, a medida que iba aproximándose al Cáucaso, su alma cobraba más
bríos. «Irse por siempre y no volver ni aparecer más en sociedad» era lo que,
de vez en cuando, le venía al cerebro. «Los hombres de aquí no son hombres;
ninguno sabe quién soy ni conoce mi pasado; ninguno de ellos puede haber tratado,
en Moscú á la sociedad que yo frecuentaba Y nadie, en ella, sabrá cómo he
vivido entre estos hombres».
6
Tristeza
por la partida:
El
anciano( Erochka) permanecía sentado en el suelo.
—¿Pero
se separa uno así, imbécil?—dijo.—Hemos estado juntos un año entero y... Adiós;
¡ya está dicho todo! y yo que te quiero tanto! Me da lástima: ¡pobrecito... y
siempre solo! ¡Qué insociable eres! Me ha sucedido no dormir por la noche y
pasarla pensando en ti; tanta compasión me inspirabas. Dice verdad la canción:
Es
triste, hermano querido,
vivir
en país extraño.
7
El
que se va ya no es necesario:
Adiós,
padre, adiós; me acordaré mucho de ti,—gritaba Erochka.
Al
alejarse, Olenin se volvió todavía... Erochka y Marianka hablaban ya entre sí
de asuntos al parecer indiferentes: ni el viejo ni la joven le dirigieron una
mirada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario